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Procesos de cambio de régimen en Europa oriental de 1989

Historia Opinión y Ensayos Política Social

Entre mediados y finales de los años ochenta las palabras que recuerdo vívidamente de mi preadolescencia son perestroika, paquetazo, caracazo, Panamá y todos ellos acompañados de personajes como Carlos Andrés Pérez, Gorbachov, Bush, Noriega entre muchos otros eventos y nombres. Los años ochenta no querían irse sin quedar como una década convulsa y de múltiples puntos de inflexión. Entre descontentos, locales, regionales y extracontinentales, el que menos resuena en mi memoria es el proceso de cambio de régimen en Europa del Este de 1989. Puedo decir con mucha claridad que recuerdo nada más allá de aquellos zapatos Kickers franceses que tan de moda estaban en Venezuela en los ochenta. Estos, tenían una etiqueta de “Made in Czechoslovakia” y que destacaban como garantía de calidad; sin embargo, no pasaba por la mente de muchos, al menos en mi entorno, que Chequia y Eslovaquia en un futuro próximo serían dos paises diferentes. “Que ya no existe el país de los Kickers, ¿cómo así?” me pregunté.

En el presente ensayo analizaremos el proceso de cambio de regímenes en la Europa oriental de 1989 visto a través de Kuran en su ensayo “Ahora o nunca: El elemento de sorpresa en la revolución de Europa oriental de1989” (Kuran, 1991). Tengo que resaltar que hoy en día la palabra revolución (en un contexto político y social y no en su contexto industrial, tecnológico o más recientemente de información) me causa urticaria. Pero, en aquel momento solo entendía revolución por un cartel que mis primos hermanos tenían en su habitación que rezaba “Cuando lo extraordinario se vuelve cotidiano, hay la revolución” que con letras blancas sobre una fotografía épica de personas alzando el puño. Era aquel marketing del régimen cubano de Fidel haciendo de las suyas en tierras foráneas. En nuestra inocencia pensábamos que era un simple cartel, hoy muchos lo lamentamos y entendemos que la erosión de la democracia comienza desde las bases, sembrando ideas en las mentes de cada persona que de manera humilde lo aceptaba sin mayor crítica, eran los largos tentáculos de la ideologización de una población hacia el enemigo común del Imperio.

Para  (Skocpol, 1994) “las revoluciones no son solo formas extremas de comportamiento individual o colectivo. Son conjunturas distintivas de estructuras y procesos sociohistóricos.”  Por lo que, el ejemplo que nos trae Kuran es el opuesto a mi queja y acorde a la formalidad de lo que se espera de una revolución política y social. El autor se centra en las revoluciones de 1989 en Europa del Este, que llevaron a la caída de los regímenes comunistas en la región. Kuran analiza las razones por las cuales estas revoluciones no fueron anticipadas por los expertos y la sociedad en general, a pesar de los signos evidentes de descontento y debilidad de los regímenes comunistas. Estas revoluciones llevaron al colapso de los regímenes comunistas en varios países del bloque del Este de Europa, incluyendo Polonia, Alemania del Este, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria y Rumanía.

Ahora bien, ¿Por qué, según Kuran, si la revolución era inevitable, no se previó? Para responder a esta incógnita debemos primero entender qué es el fenómeno de «falsificación de preferencias». Según Kuran, «ni las preferencias privadas ni los umbrales correspondientes forman parte de la información públicamente conocida» (Kuran, 1991) Entonces podemos decir, y según nos enseña Kuran, que es el acto de ocultar la verdad debido a miedo a represalias o a la presión social y que a su vez genera que el conocimiento o percepción de la realidad se oculte a los ojos de la ciudadanía o analistas; generando una asimetría en la información. Esto también queda muy bien explicado, en formato de novela, por George Orwell en su libro 1984, donde a los ojos del Gran Hermano, el ciudadano o funcionario oculta sus verdaderos sentimientos y opiniones ante el temor de las fatídicas consecuencias por no estar alineado con el régimen. Entonces según Kuran, la revolución en Europa del Este no se previó porque las preferencias políticas de las personas estaban ocultas entre mentiras. Es decir, muchos ciudadanos aparentaban apoyar al régimen autoritario por miedo a las represalias, ocultando sus verdaderas preferencias. Los analistas políticos y los expertos no podían medir con precisión el nivel de descontento real de la población. La información sobre el descontento generalizado no estaba disponible ni siquiera para los propios gobernantes, lo que contribuyó a la sorpresa general cuando el régimen cayó​​. Fueron víctimas del autoengaño que los llevó a subestimar el descontento real de la ciudadanía.

Ahora bien, los regímenes autoritarios parecían estables y duraderos hasta poco antes de colapsar. Sin embargo, esto aparenta ser una paradoja. Kuran explica que se debe a que los indicadores que alertaban sobre la inminencia de la revolución eran confusos y contradictorios. Por un lado, existían señales de descontento y debilidad en los regímenes comunistas, pero, por otro lado, también había indicios de estabilidad y continuidad. Esta ambigüedad de los indicadores, sumada a la falta de información sobre las preferencias privadas de los individuos, dificultó la predicción de la revolución. La caída repentina de estos regímenes, a pesar de su aparente estabilidad, es lo que Kuran llama «el elemento de sorpresa»​​.

Mucho podemos aprender los venezolanos sobre este proceso, en Venezuela desde el día uno de la instauración por vías democráticas del régimen chavista (sí, una dictadura también puede iniciarse por vías democráticas, parte del elemento sorpresa debido a la ocultación de las motivaciones reales de los políticos) la oposición nunca ha ocultado su deseo de acabar con el régimen instaurado por Hugo Rafael Chávez Frías y continuada por Nicolás Maduro Moro. Sin embargo, en el inicio de la mal llamada revolución bolivariana (pobre de Bolívar que en su nombre tantos males se han cometido. Estoy seguro de que si el hubiese sabido de esto, jamás hubiese traicionado a España) fue el ciudadano que apoyaba al chavismo quien ocultó su preferencia por muchos años, engañando a la oposición. Yo le llamo subestimar al adversario, es lo que sucedió con la oposición venezolana durante muchos años cuando no pensaba que gente pobre, sin educación, sin clase, sin abolengo, sin cultura, mal habladas, sin tantas cosas (subestimar) pudieran organizarse para mantener a un mesías en el poder. Ya lo indicaba (Epstein et al., 2006) cuando decía “¿Cómo puede llegar a darse, entonces, el paso hacia la TRANSICIÓN? Por mi parte, veo dos vías posibles, ambas basadas en errores de apreciación de alguno de los participantes.” Yo a estos errores de apreciación le llamo subestimar al adversario político; y pensar que las reglas de juego democrático no han cambiado (de nuevo subestimar al adversario) y pensar que se tiene apoyo internacional hacia su agenda política debido a que ellos, la oposición, tienen mayor derecho moral a gobernar que el otro. Nuevamente subestimar al adversario. Esto se evidencia mejor con las conclusiones de (Skocpol, 1994) “Mientras que las teorías existentes sobre las revoluciones se centran en el descontento y su articulación a través de programas o ideologías opositoras como la causa fundamental de las revoluciones, yo he enfatizado los mecanismos y dinámicas del control social de la sociedad a través de la dominación política y de clase.” En el caso venezolano, la oposición está controlada con un manto de dejarles creer que son superiores mientras se le desarticula y erosiona a través de todas las instituciones del estado. Puedo decir que este es el mayor logro del socialismo del siglo 21 que tanto procura el foro de Sao Paulo mantener en Hispanoamérica. El control de la sociedad a través de las instituciones del estado, con un delicado y aparente velo democrático.

Por lo que este concepto sobre la falsificación de las preferencias no solamente funciona en una vía, sino además puede funcionar para apalancar regímenes y mantenerles en el poder. Kuaran lo denomina como la ignorancia pluralista, este es un error en la percepción de la distribución de las características individuales en una sociedad. En el contexto de las revoluciones políticas, la ignorancia pluralista se refiere a la incapacidad de los individuos para conocer el verdadero nivel de descontento existente en la sociedad. Esto ocurre cuando la mayoría de los individuos en una sociedad falsifican sus preferencias, creyendo que son los únicos que se oponen al régimen (o como el inicio de la revolución chavista, nadie exponía su preferencia hacía el por miedo a descalificaciones de la sociedad opositora). Kuran utiliza este concepto para explicar por qué los regímenes autoritarios pueden parecer estables hasta el momento en que colapsan. La ignorancia pluralista contribuye a la sorpresa de las revoluciones, ya que tanto los ciudadanos como los gobernantes subestiman el nivel de descontento real​​​​.

Ahora bien, para Kuran la revolución política o social es «una toma del poder político apoyada por las masas con el objetivo de transformar el orden social en vigor» (Kuran, 1991). Esta definición se centra en el papel de la movilización popular en el derrocamiento de un régimen y en la búsqueda de un cambio social profundo. Kuran destaca que, para que una revolución tenga éxito, es necesario que se produzca un cambio significativo en el tamaño de la oposición pública, lo que él denomina un “salto enorme”. Por lo que para el autor no es solo un cambio de gobierno, sino una transformación estructural en el poder político y social​​. Retomando el ejemplo actual de Venezuela, ¿está la oposición preparada para tal transformación? O acaso es un ¡quítate tu para ponerme yo! La respuesta está a la vista, existen sectores de la sociedad que no ven posibilidad de cambio real que afecte la vida cotidiana del ciudadano. Perciben que con un cambio de régimen nada cambiará o al menos no para ellos sino para otros, y para eso “mejor nos jodemos todos por igual”.

(Shepsle, 2007) nos explica que la teoría de la elección racional se basa en la idea de que los individuos son actores racionales que buscan maximizar sus propios intereses. Estos individuos tienen preferencias sobre diferentes resultados y utilizan la información disponible para tomar decisiones que les permitan alcanzar sus objetivos. Aplicando este concepto de Shepsle a las revoluciones de 1989 en Europa del Este, podemos intuir que también se basa en la idea de que los individuos toman decisiones racionales. La decisión sobre si expresar públicamente su descontento con el régimen o mantener en privado sus preferencias. Los individuos sopesan los costos y beneficios de cada opción, teniendo en cuenta factores como el miedo a la represión y la posibilidad de un cambio de régimen. Sin embargo, podemos intuir una paradoja que aleja de la teoría de la elección racional de Shepsle al introducir el concepto de «falsificación de preferencias», que reconoce que los individuos pueden expresar públicamente una preferencia diferente a la que realmente mantienen en privado. Así, la decisión de falsificar preferencias o de unirse a una revolución sigue una lógica racional​​​​. ¿Paradoja o umbral revolucionario?

Según Kuran el umbral revolucionario es el punto en el cual un individuo decide unirse a una protesta o revolución. Este umbral varía entre las personas según su tolerancia al riesgo y su percepción de la participación de otros. Kuran argumenta que cuando suficientes personas alcanzan su umbral, puede desencadenarse un efecto cascada que lleva a una movilización masiva​​. Es decir, como bien lo decía el cartel de marketing de la Cuba de Fidel “cuando lo extraordinario se vuelve cotidiano, hay la revolución”. Sin embargo, este umbral revolucionario varía de un individuo a otro y depende de factores como la intensidad de su descontento, su necesidad de integridad personal y su percepción del riesgo de ser reprimido. “Un ligero cambio en el umbral de un individuo ha dado lugar, de este modo, o un proceso de subirse al carro revolucionario (revolutionary bandwagon), es decir, a un incremento explosivo en el nivel de la oposición pública” (Kuran, 1991). Cuando las personas ven que otros están participando y que la probabilidad de éxito aumenta, más individuos deciden unirse, creando un efecto de bola de nieve que puede llevar, o no, al colapso del régimen rápidamente​​​​. Es el oportunismo en estado puro, nadie quiere quedarse por fuera de una posibilidad de maximizar su ganancia o quedar en evidencia como un ciudadano apático que no aportó a la victoria de la “revolución”, la apuesta está dada; muchos no querrán ser percibidos como polizones (free riders) beneficiándose de la acción colectiva revolucionaria, pero estos siempre tendrán la opción de ocultar su verdadera preferencia.

Según las ideas de Schumpeter en (Kuran, 1991), los individuos más probablemente en contra del orden social establecido en las sociedades capitalistas serían aquellos que sienten que sus expectativas no se cumplen dentro del sistema actual. Y estos específicamente son los intelectuales. Schumpeter observó que esto se debe a que los intelectuales, como «observadores» que se sitúan «al margen» de la sociedad, tienen más tiempo y capacidad para reflexionar críticamente sobre el sistema y cuestionar sus fundamentos. Además, los intelectuales valoran la autonomía y la libertad de expresión, lo que los hace menos susceptibles a las presiones sociales y más propensos a expresar su descontento. Aquí otro ejemplo de como el socialismo del siglo 21 logra desarticular a esos intelectuales con diversas prácticas que pasan desde el maletinazo (compra de conciencias y favores a cambio de cuantiosas sumas de dinero en moneda dura y en metálico), o simplemente ejerciendo la fuerza del Estado al hacerles detenciones preventivas de libertad mientras se les arma una causa de investigación cualesquiera.

Ahora bien, la teoría planteada por Kuran ayuda a explicar más unos casos en Europa del Este que otros debido a que se centra en el papel de la falsificación de preferencias y en cómo esta puede variar de un país a otro. Por ejemplo, en países como Polonia y Hungría, donde existía una oposición organizada y una mayor tolerancia a la disidencia, la falsificación de preferencias era menor que en países como Rumania o Alemania del Este, donde la represión era más intensa. Esto explica por qué en Polonia y Hungría el proceso de transición fue más gradual y negociado, mientras que en Rumania y Alemania del Este fue más abrupto y violento.

Referencias bibliográficas

Epstein, D. L., Bates, R., Goldstone, J., Kristensen, I., & O’Halloran, S. (2006). Democratic Transitions. American Journal of Political Science.

Kuran, T. (1991). Ahora o nunca: El elemento de sorpresa en la revolución de Europa oriental de1989.

Shepsle, K. A. (2007). ESTUDIANDO LAS INSTITUCIONES: ALGUNAS LECCIONES DEL ENFOQUE DE LA ELECCIÓN RACIONAL. 16/2007.

Skocpol, T. (1994). France, Russia, China: A structural analysis of social revolutions. En Social Revolutions in the Modern World (pp. 133-166). Cambridge University Press.